Sin prosa

Sin desvelo
Sin consuelo ni agravio
Sin fútbol en la tele
Sin saber cómo me queda
Sin audiencia en mi ronquido
Sin batallas ni treguas
Sin dolor de cabeza
Sin sábana tibia
Sin domingo soleado
Sin culpables ni acusados
Sin perfume impregnado
Sin héroes ni tumbas
Sin miedo a la tormenta -porque a quién contárselo-
La luna muerde mi almohada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Iba a comentar la obra más reciente de las que publicaste pero teniendo en cuenta la circunstancia de haber sido aquélla la más “posteada” en mucho tiempo (récord de 5) y en un casi involuntario acto de justicia social caritativa, propongo un afectuoso saludo desde esta publicación, carente de comentarios (eso hasta hoy), donde brilla esa estrecha amistad que mantenés con la anáfora, a la vez que pareciera una notable descripción de uno de esos complejos momentos para el artista (o cualquier mortal dispuesto a actuar como tal) en los que esa amalgama de sensaciones, sentimientos, vivencias y circunstancias que inspiran su expresión simplemente, como por arte de magia, desaparecen. Me agradan mucho tus trabajos, éste en especial por no haber utilizado, como sí en otras ocasiones, un recurso que tradicionalmente nunca fue mi preferido, esa clase de antítesis que, como figura literaria, tiene otro nombre (y no la recuerdo). A pesar de eso, la habilidad para imprimirle ese estilo cargado de "dulce angustia" (ahí va algo de antítesis) que caracteriza a tus prosas, tus sin prosas y tus no prosas, hacen una muy bien lograda versión radioheadeana de la prosa y la poesía. Como resultado, una súplica: ¡Que no se corte! No te olvides que cada obra tuya es como una pringles (el autor sabe a lo que me refiero). No siendo escritor, ni asiduo lector de obras líricas, ni crítico, espero no haber pecado de falso verdugo, ni de obsecuente. Creo que el comentario ya está realizado.