Todo es relativo

Canto que afina su voz engreída

quimera frágil, pronunciarte debilita

No temo a la oscuridad ni a las alturas

no me aterra la soledad, ni siquiera la muerte

mi único temor es la falta de sentido

Sos el banquete donde cena mi espanto

negación de la existencia

veneración del vacío

Idem

Suspendo el ensayo de felicidad
al que nunca falto ni llego impuntual
Retomo el callejón necesario
regreso al laberinto fatal
Se resigna el esfuerzo estéril
por mantener la cordura
Jugar el juego. Firmar al pie.