Podredumbre

Fresco como fruto de estación
brillaba en las semillas y en la cáscara
tan firme, tan jugoso
desde un estante presumía su vigor
A las primeras manchas oscuras
le sucedieron hongos de algodón
blandos los bordes, débil el centro
comienza ahora a tomar olor
No hay frío ya que lo salve
ni receta donde pueda reinventarse
Y se pudre, fermenta
se descompone mi amor.

Eje

Se adueñó del eje del mundo
ya desgastado para delinear mi contorno
No supo conmoverlo mi dolor
ni mi poesía, ni mi piel
Sólo él. Solo él.


Noche

Floreció con avidez la noche

despertó impune de su claridad

el viento, espeso, permanecía quieto

ansiosos remolinos arrancaron su antifaz

Se precipitó, entonces, un silencio de cueva

una calidez de mármol

una danza primitiva que emulaba a un animal

Escapó de su madriguera en llamas

empujado hasta el abismo de su propio reflejo

No hay hojarascas, pero tampoco regocijo

Eclipse

Somos de mundos distintos

lo que existe no es más que un eclipse

sin contacto, una coincidencia de átomos

mismo tiempo y mismo espacio
.
Será que no hace eco en tu universo

el incansable sonido de mi estómago

quién soy, qué estoy haciendo

dónde mis entrañas

cuál el acorde de mi alma

Peldaños

Ibas

De a poco

Descendiendo

Sin siquiera saber

que por muy minuciosa

esta búsqueda pudiera ser

Lo mismo da el final que el comienzo

Lo mismo la muerte que no llegar a nacer

Querella

Contra quién la queja, la denuncia, el reclamo. Cómo desintegro la apatía. Con quién juego a los soldados. Para qué el misterio.

¿A quién gritarle sino al viento?.

Año nuevo

El artificio del fuego hará eco en el tórax

Una aguja con atraso alcanzará el norte

Las copas destilarán picante espuma

y los pómulos ridícula alegría

El mundo delatará su vacío

cayendo con aplomo ante mi única presencia

Hasta la próxima vuelta del astro

Siesta masiva

Velo de sueño en el ozono

sopor de párpados abiertos

vas goteando en cada célula

de los bípedos con nombre propio

En la encatenación de letras

en el alma, en la materia

los parlantes someten al viento

las voces se estancan en plegarias

Todo es relativo

Canto que afina su voz engreída

quimera frágil, pronunciarte debilita

No temo a la oscuridad ni a las alturas

no me aterra la soledad, ni siquiera la muerte

mi único temor es la falta de sentido

Sos el banquete donde cena mi espanto

negación de la existencia

veneración del vacío

Idem

Suspendo el ensayo de felicidad
al que nunca falto ni llego impuntual
Retomo el callejón necesario
regreso al laberinto fatal
Se resigna el esfuerzo estéril
por mantener la cordura
Jugar el juego. Firmar al pie.

L

Bastó un café improvisado

sobró la esquina con lluvia

un lápiz profeta de simpleza

pintó el guión más intrincado

El secreto de sus ojos

revelado en el instante inicial:
:
los otros ojos sólo son aves de paso
.
Tuvo juicio quien me dijo “todo llega”

la silueta tiene pulso y roto el labio
.
El silencio más sagrado

el grito mudo del destino

su retina de mares hondos

la tormenta que intenta hablarnos
.
Serenos, nómades, sensatos, desquiciados

altivos, frágiles, guerreros, entregados
.
El alma a veces agoniza

sus quejidos develan el misterio
:
mientras siga amaneciendo

volveremos a encontrarnos

Renacer

Un cuarto de siglo
siembra de falsa rebeldía
cosecha amarga, la arrogancia
de no creer en nada.
Conquistados mis párpados
herméticos, inviolables
aún aguarda el universo
paciente, sin rencores.
Infatigable búsqueda
Conmovedor misterio
Invitación al sentido
mientras enjuago mi arrogancia
mientras espero merecerte
mínima, insignificante
sólo una cosa te pido:
no me dejes nunca más
ser la que fui

Transición

Esta magia sin galeras.

Esta desnudez con sobretodo.

Esta quimera descalza.

Este vértigo aplacado.

Este insomnio agradecido.

Este vicio inocuo.

Este miedo satisfecho.

Este grito murmurado.

Esta piel temblorosa.

Este suspiro inexorable.

Estas horas siempre exiguas.

Este acto sin disfraces.

Esta música en el aire.

Fin

Me invita Hefesto a su orgía de lamentos.

Oscilo en la cornisa de un volcán hambriento.

Las piedras húmedas de bronca.

La tierra seca de llanto.

La última brújula se perdió en la arena.

Acá me bajo.

Le donaré mi cuerpo los monstruos subterráneos.

Mis manos navegarán el barro.

Mis pies caminarán ríos despiadados.

En la ventana a este espacio circular.

En la felicidad de este instante que empieza

en una hora de agujas imposibles.

Sin prosa

Sin desvelo
Sin consuelo ni agravio
Sin fútbol en la tele
Sin saber cómo me queda
Sin audiencia en mi ronquido
Sin batallas ni treguas
Sin dolor de cabeza
Sin sábana tibia
Sin domingo soleado
Sin culpables ni acusados
Sin perfume impregnado
Sin héroes ni tumbas
Sin miedo a la tormenta -porque a quién contárselo-
La luna muerde mi almohada.

La espera

Desde lo más oscuro
de la levedad de mi ser
un grito arrancado a la lluvia
un murmullo brotado del suelo
una mueca cómplice, un augurio firme
susurra con voz intranquila:
la espera siempre termina
la noche cae, el día amanece
los ojos se abren, la angustia se cierra

Monólogo de la Muerte

Llevo un correr desenfrenado. Un copioso paso apresurado. Aún sabiendo que mi victoria está asegurada. Soy faraón de una humanidad esclavizada. Soy domador del circo de sus tristes payasadas. Soy rey de peones desorientados, sabio entre alumnos desahuciados y amo de siervos que, sin haber nacido, ya están sentenciados.
Los hombres me esperan, pero me rechazan. Me respetan, pero me disfrazan. Me creen, me niegan, me difaman. Cuánta ingratitud. Pensar que soy finalmente el motor que impulsa su andar inanimado y mi llegada les brinda un descanso inmediato a sus fracasos cotidianos.
Ante mi cae el mas débil y el más poderoso. Idéntica sentencia confiero al humilde y al ostentoso. ¿Hay acaso mayor justicia que la mía? ¿Existe tal equidad en su triste y enferma cofradía?
“Hasta mañana” se saludan omnipotentes, como si tuviesen el mañana asegurado. Planean, proyectan, derraman promesas ignorando que nada tienen garantizado.
Creo ser, sencillamente, la única dicha del hombre. Hago que quieran levantarse por las mañanas. Les permito transitar ese sinuoso camino que han bautizado “vida” y finalmente los libero, regalándoles la calma.
Como la oscuridad existe para que sepan admirar la luz. Como la noche cae para que puedan apreciar el alba.

Presbicia

Sin desnudarme frente al espejo
Sin revelar mi nombre
Las nubes me acarician la cara
me tientan a esperar tras su espuma
La lluvia ofrece empañarme la vista
que luego el viento fregará sin aviso
Injustamente.

Él

Pareciera que Dios está tan seguro de existir que no necesita demostrarlo.

Ahora nada

Ríos de tinta, hojas en blanco, cauce de olvido. Sangre derramada, garganta desatada, llanto contenido
Y ahora nada.
Maldigo esta memoria frágil, esta melancolía inútil. Prometo despedirlas en un duelo triste y eterno, universo de palabras que nunca existieron